Me han dicho que hoy, Paco, el de Lucía, ya no está en la casa. Se fue muy tempranamente, en la madrugá y ha dejao la guitarra sola, en el patio. Una pena mu grande.
Paco, el de Lucía, no venía mucho ya por la casa, sabe usté, vivía lejos, con la mujé. Pero él no olvidaba a su pare y su mare, toa su gente que le quería a Paco, el de Lucía, que es como le mentamos aquí. Cuando venía preguntaba me preguntaba si tenía puchero y yo le decía !Digo! Ara mismito lo ponemos al fuego con su gallina, su costilla y su pringá.
Paco, el de Lucía, no sabrá que vamos a echá hoy de comé, pero yo ya le digo que, de primero a usté que la casa tiene hoy pena ahogá en sopa de picadillo con hierbabuena, con huevo cocío y jamón mu picaíto. Si gusta de la pringá del puchero, le ponemos un poquito de tó con pan de telera.
Chícharos, alcauciles y habas también tenemos, que sabe usté que es tiempo y aquí las guisamos como las hacía mi mare, con su miajita de tocino entreverao y un chorrito de fino, que le da olorcito. Sabe usté que las habas son alimentos de difuntos, y aquí nos gusta echar de comé a tó el mundo.
Si al señor le gustan los potajes calentitos, hoy está mu rica la berza chiclanera, con o sin alcauciles. Mi mare le decía potaje de chismito, porque tiene mucha verdurita picá, cardillo y tó eso, sabe usté. ¡Ay qué ver lo que tiene la muerte temprana que te llevas tó el día mi mare pá aquí, mi mare pá allá! ¡Si yo a usté no lo conozco de ná! Será que era mu pronto pa irse, tan joven y tan….flamenco.
¡A ver! ¿Qué más cosas tenemos pa Paco, el de Lucía? Pues vamos a ver si quea menudo con garbanzos, con choricito y guindilla. Porqué no era pamplinoso pá comer, no. Es que hay gente que se va de su casa y ya no quiere ni potajes, ni ná. Se hacen famosos y ya parece que no conoce ni a su mare, ni a su pare, y namás que quieren pamplinas de esas modernas.
Ah! También tenemos una ensaladita de huevas y unos choquitos de Huelva. Con picos y regañás, por supuesto. Y me paece a mí que han traío ostiones de La Barrosa esta mañana. Se lo miro.
De segundo, tenemos llanto en sangre encebollá, filetitos de presa metíos en saeta de Jerez y carne mechá con suspiros. ¡Y el caso es que yo no lo conozco de ná! Será que duelen las muertes toas…..
Pescao, pescao….. también hay. Hoy llegó vivito pescao de estero, lenguado y zapatillas. ¡Tomara que tu vieras! Con las boqueás, miré usté, lo ponemos en la parrilla. Es lo que tiene la muerte, que le da paso a otros vivos.
¡Qué dolor de él! Tan brillante, tan capaz. «Temprano madrugó la madrugada»
Imagen: http://pragmart.files.wordpress.com/2011/04/varada_esteros_chiclana_pragmart_2011.png
Y yo, cuando venía, le decía: si quiere usté, le podemos poné también unos langostinitos de Sanlúcar, que no diga usté que se va ir sin el gusto a salitre. Eso es como meterse la Bahía entera en la boca, quillo.
Y luego, le decía yo, le vamos a poner de postre unos tocinillos de cielo o unos borrachitos de Chiclana que se va usté a chupar to los deos, se va a quear con la guitarrá pegá. A, ¿qué quiere usté un arroz con leche? Ea, pues yo se lo hago en un periquete ¿Con o sin milongas? Es que este postre lo hacía mi abuela , sabe usté, y es capaz de levantar a un muerto- sin ofender- , porque es de la época del hambre y la pobre crió diez hijos. Que en gloria esté mi abuela también.
Ah! Y no se vaya usté a ir sin llevarse unas tortillitas de camarones, una costilla salá pá el puchero y una manteca colorá. Que no se sabe nunca que se va a encontrá uno por el camino. Es lo que tenemos los que hemos emigrao mu lejos, sabe usté, que siempre nos llevamos la comida a tós los laos. Seguramente porque es mucho más que comida, maestro: es consuelo, un puñao de consuelo.
Vaya con Dios, maestro!
Me daba dos besos y se iba como cansino, hablando bajito, como metío pa dentro.