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Biografía

Miquel Sen: confieso que he comido.

Hace mucho tiempo que esperaba este libro de Miquel Sen.  Sabía de su preparación a fuego lento- no sé si a baja temperatura- pasados ya los suficientes años como para analizar las cosas sin aspavientos. Su autor,  Miquel Sen, ha necesitado de la distancia y  el tiempo para poder escribir con la tranquilidad que requiere toda buena historia en la que uno está justo en el centro. Ha necesitado el orden que impone la soledad para escribir una historia caótica.

Confesión, pues, autoretrato, historia de España, malgré lui. Miquel Sen  nos brinda un análisis de personas y hechos con estilo brioso, salpicado de humoradas, de  crítica no feroz, de poesía comestible, de libros, vinos, y hasta  de alguna mujer desnuda.  Literatura, al fin y al cabo, literatura gastronómica, por fin.  30 años, quizás más, en las que vemos cambiar al unísono autor y país, desde la óptica de una cocina y una  mesa, lugares  idóneos, espejos de la condición humana que vive para devorar a dos carrillos el tiempo.

Confesión, pues, que mezcla personas, lugares y hechos sin pretensión aparente de análisis metódico. Pero le sale el tiro por la culata al autor, porque quien lee  mastica, co-enuncia, piensa, deduce,  suspira envidioso, a veces, aliviado, otras, de sentirse acompañado en sus secretas teorías no pronunciadas, se enriquece, en definitiva con unas historias de las que sólo conocía una versión muy amable.

Confesión, autobiografía, como todas, agradecida, nostálgica, que no melancólica ( Miquel Sen, dixit)  lúcida hasta el infinito de su distancia observadora. Una muestra de amor por la cocina  en toda su amplitud, que no es  sólo aquel firmamento brillante que (no)  todos conocemos, si no por la gastronomía que nace a ras de suelo, amor incondicional por el alimento y quienes lo arrancan de la tierra. De ahí que el producto, con patas o en botella, corretee libre por el libro, porque no hay nada que enamore más a un omnívoro civilizado que está urdiendo  siempre su  próximo sacrificio que las cosas del comer en estado salvaje.

Muchos temas me dejo, muchos nombres, y lamento que él también se los deja. Lo comido y lo bebido darían en la vida de un cronista gastronómico para aburrir a toda una generación de lectores/ foodies  acostumbrados a la Insoportable levedad del Ser , pero no a la densidad que requeriría una historia de la gastronomía contemporánea, sus actores, coristas, empresarios del espectáculo y público fiel. Pero lo  cierto es que no hay tiempo para más en la vida de casi nadie, por muy deprisa que coma, de manera que habrá que esperar más capítulos, o a que otros sigan  esta senda de la confesión si red para que podamos, por fin, tener un mapa completo de la gastronomía española de los últimos 40 años.


2 comentarios
Ramón

febrero 16, 2015 @ 09:14

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Me ha gustado mucho el estilo, la parte emocional que carga sus palabras y la pasión que pone al hablar de vinos. Por otra parte, como sociólogo, he subrayado muchas ideas potentes y sugerentes que pueden servir para desarrollar análisis y estudios más profundos.

Y por supuesto, claro, la libertad para expresar su criterio y el porqué del mismo. Todo un ejemplo.

Además leyendo uno sonríe muchas veces…

atable

febrero 17, 2015 @ 07:15

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Estoy de acuerdo, el estilo es el de un gran escritor. Auténtica literatura, se hable de lo que se hable. Ya sería hora de reivindicar un género tan rico como la literatura gastronómica aplastada por la edición de recetarios como única forma de hablar de gastronomía.

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Por Ines Butrón
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