Hoy os presentamos una de nuestras recetas favoritas, uno de esos llamados platos de mar y montaña de los que hace gala la literatura gastronómica catalana, sobre todo la del Empordà, que es loca, audaz y suculenta. Puesto que no es ni la primera ni la última vez que hablaremos de ello, de momento os remitimos a la última de nuestras entradas en esta materia- las albóndigas con sepia y cigalas– por si queréis comparar técnicas e ingredientes.
Veréis que se asemejan mucho en los productos que se utilizan y que ambas tienen en común esa majestuosa picada de frutos secos y chocolate negro que unifica y armoniza todos los sabores en un solo de una potencia inigualable.
Ingredientes para 4/5 personas:
Un pollo de unos 2’300 kg. cortado a octavos. Mejor firme, de corral.
8/10 gambas
Una cebolla grande
3 dientes de ajo
Un poco de tomate frito natural.
Una zanahoria pequeña ( también se puede poner un poco de pimiento rojo o verde cortado muy pequeño)
Fondo de pescado y marisco.
Una onza de chocolate negro
Un puñadito de avellanas, almendras, piñones, pan y diente de ajo frito perejil para componer la picada. Hay quien evita poner mucho chocolate y en cambio prefiere una galleta María o un carquiñoli.
Aceite de oliva Extra Virgen, mejor D.O. Empordà.
Un chorrito de Brandy
Preparación:
Empezar marcando un poco las gambas en la cazuela con algo de aceite. sacar y reservar.
En una cazuela con el aceite de oliva- si es de barro o hierro colado, mejor- se van dorando los trozos de pollo uno a uno. Hay que procurar que queden bien sellados, doraditos por la piel. Se reservan .
En ese mismo aceite, se empieza el sofrito rehogando muy poco a poco la cebolla y los dos dientes de ajo muy finamente cortados.
Una vez han adquirido color caramelo ( este proceso puede llevar hasta casi una hora), se añade la zanahoria y el pimiento (opcional) bien picado. Después añadimos bien el tomate natural y se deja confitar el conjunto.
Añadir la copia de brandy y dejar que reduzca el alcohol.
Volvemos a introducir los trozos de pollo y volcamos el fumet de pescado en la cazuela hasta cubrir bien los trozos. Dejamos hacer el tiempo necesario para que, lentamente, se haga todo y quede bien tierno.
Unos 10m minutos antes del final, preparamos la picada y la volcamos en la cazuela.
Añadimos las gambas que ya teníamos reservadas y dejamos que se hagan un par de minutos o con el propio calor de la cazuela.
Damos un último hervor para que liguen los sabores y dejamos reposar un buen rato, incluso una noche entera para que gane en sabor.