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Biografía
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Halloween: el banquete funerario

Dia de los Muertos: Nachtwache auf dem Friedhof. - Dia de los Muertos: Keeping vigil on the graveyard.

Imágenes del Dia de los Muertos en Oaxaca. http://yourbanclash.com/?p=2255

Halloween  o la comida con nuestros ancestros. Halloween es mucho más que una fiesta llegada de los EEUU para vender disfraces, Halloween  es el inicio de nuestra manera de entender el paso del tiempo.

En estos días en los que nuestra mesa se llena de castañas, boniatos, calabazas y panellets, siempre les cuento a mis hijos la siguiente historia:

Durante siglos el hombre enterró a sus muertos creyendo que la muerte era el final. Depositó sus cuerpos bajo tierra y alzó la mirada al cielo con temor. El hambre, el frío, y la enfermedad se cobraban vidas que apenas habían alcanzado su cénit. Durante el Neolítico, las tribus que deambulaban por montes y caminos buscando alimento, enfrentándose con las alimañas o recogiendo bayas para comer, se hicieron sedentarias. La simiente de un cereal enterrada en la tierra se multiplicó y llenó los campos de la alegría de la abundancia.

piñones brasileños para Caroussel

Imagen. Toni Butrón.

Los poblados crecieron alrededor de los cultivos de cereal y legumbre, el fuego y el trozo de carne dieron paso a preparaciones más elaboradas que cocían en vasijas de barro o en el fondo de una calabaza hueca. El hombre vio, entonces,  que el tiempo y las estaciones se repetían, que todo era cíclico, que lo que hoy muere, mañana renace. Como la semilla de un cereal, el cuerpo de sus ancestros descansaba bajo tierra preparada para una nueva resurrección, para sembrar  los campos que darían de comer a los vivos. Entre la vida y la muerte se estableció, pues, una conexión eterna.

osiris-nueva

Todas las culturas de la vieja Europa e, incluso las mesopotámicas y egipcias, se llenaron de cosmogonías en la que los dioses de la agricultura renacían de sus fragmentados cuerpos enterrados para dar de comer a la humanidad (Osiris, Ceres) y su estela se fue extendiendo por todas las culturas agrícolas, como la grecorromana o la celta. Estos últimos celebraban en los bosques, con el cambio de estación, fiestas y homenajes a sus difuntos para conjurar la muerte y obtener buenas cosechas. Cantos funerarios, fuegos, comida para los vivos y los muertos, embriaguez colectiva, relatos de sepultados se sucedían en una noche mágica en la que el alimento ofrecido en colectividad adquiría un simbolismo y una ritualidad que aún perdura.

saturnalia

Los romanos llevaron flores a sus difuntos durante las saturnales, momento de cosechas, para recordar al más allá que el aquí y ahora necesitaba pan para vivir. El Cristianismo en el siglo IX barnizó estas creencias ancestrales y las hizo suyas. Todos los santos que expandieron la fe cristiana fueron venerados en la noche de difuntos:  se rezaba el rosario, se tocaba a muerto en la oscuridad y, sobre todo, se comían castañas – una para cada alma que salía del purgatorio- boniatos y dulces que recuerdan al pan sacramental. El panellet, pues, no es otra cosa, que el pequeño panecillo que nos invita a comunicarnos con nuestros difuntos. Así es y así será en Irlanda, de donde partió el Halloween americano, en Catalunya, donde la Castanyada invita a la fiesta  más dulce antes que el frío y la oscuridad invernal nos alcance, en Galicia, con sus célticos Magostos,  y en muchos otros puntos del planeta, donde muertos y vivos se sientan  juntos en comunión.

magostos

Imagen. Diario La región, Ourense


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Por Ines Butrón
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