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Biografía
La burguer de cabra con piñones, cebolla y confitura de arándanos en Timesburg.

Timesburg o el éxito entre dos panes.

timesburg local

Hace pocos días abrió sus puertas el cuarto local de Timesburg en Barcelona. Estoy casi segura de que yo era una de las pocas personas del lugar que no se había enterado de la existencia de esta hamburguesería barcelonesa que nació hace tan solo 3 años y que cuenta ya con su pequeño imperio bocateril. Había probado más de un local de las, ahora llamadas , «hamburguesas gourmets» (Filete Ruso, La Royale, Bacoa, Santaburg, Nice People Bread Burger), pero había pasado por alto la existencia de estos exitosos locales, a juzgar por su rápida ascensión en el saturadísimo mercado de la oferta gastronómica barcelonesa.

He explicado en más de una ocasión que el lavado de cara de la hamburguesa en este nuevo escenario gastronómico -post crisis, post vanguardia???-,  de símbolo representativo por excelencia  de lo peor del fast food a abanderada  del buen comer y el decálogo  slow food,  me parece de una inteligencia marquetingniana superior, digna de un buen estudio sociológico. «Si no puede con ellos, únase a ellos». ¡Qué caray! Al fin y al cabo, ¿qué tienen de malo los filetes  de carne picados, metidos entre dos rebanadas de panecillo tierno, con un poco de lechuga, tomate, pepinillo, su queso preferido y toda la suerte de salsas que se le ocurran, más un montón de patatas fritas, bien crujientes y tiernas por dentro? Pues eso, nada.

 

Y de esa idea simple, obvia, pero, inconfesable,  arrinconada en el fondo de nuestras mentes, surge la nueva hamburguesa, como Ave Fénix que viene a  liderar el mundo de la nueva restauración  con propuestas urbanas, cosmopolitas, modernas, de calidad y con tics de ruralidad muy estudiada. La carne, el pan y el coro de acompañantes tienen que ser de primera y, si lleva  el sello de certificación ecológica, mejor. Si a todo ello le sumamos un  precio aceptable para jóvenes -y no tan jóvenes- sometidos a vaivenes laborales varios,  local amplio, luminoso, llenito de plantas y materiales reciclados, colorido, cálido y cómodo, pues tenemos una gran parte del éxito garantizado.

timesburg local 3

En líneas generales, esta es la baza con la que juega a ganar Timesburg.  Pero como esto no la diferencia de las demás hamburgueserías, vamos a hacer la crónica de lo vivido en cuatro líneas básicas.

En primer lugar, debe su éxito a unas  veinte hamburguesas diferentes en la carta, que ya es mucha hamburguesa donde escoger. Evidentemente, no las he probado todas, necesitaría el saque del energúmeno ese de Crónicas Carnívoras  o dejarme caer por allí durante un mes. Les resumo la oferta tal y como me lo contaron a mí:

«La propuesta gira en torno a casi una veintena de composiciones diferentes a base de carne 100% vacuno, wagyu, pollo de primera calidad o tofu; hamburguesas que van de la Osaka (200 g de carne con mahonesa japonesa, wakame, salsa teriyaki, tomate y lechuga) a la Rodeo (con bacon, doble de cheddar, cebolla crujiente, tomate, salsa BBQ y mahonesa Timesburg) pasando por la ‘top ventas’ de queso de cabra, tomate, cebolla caramelizada, confitura de arándanos y mahonesa. Y aún más. Es posible elegir entre panes diferentes y añadir extras para que cada cliente dé con su hamburguesa perfecta, y la acompañe de ensalada o de unas patatas fritas.»

timesburg 3

Es difícil, pues, si usted  es de los que disfruta con un mundo comestible entre las manos, aguantando con firmeza  para que no  se le desboque la hamburguesa, le chorreen las salsas por los bordes del panecillo o le salte el pepinillo cual proyectil avinagrado, que  no encuentre algo que le satisfaga. De hecho, a mi me gustó bastante la Massimo, con aires italianos, pizca de tomate seco y pizca de parmesano. Una pizca más de casi todo y hubiera estado perfecta. La carne necesita verdaderos compañeros de viaje que se hagan notar, que demuestren su poderío. El pan, eso sí, aguanto el tipo. Las patatas, a pesar de llegar  con muy buen aspecto a la mesa se derrumbaron al primer asalto. ¿Y saben por qué? Porque nunca deben ponerse muchos fritos en un bol de cerámica. El calor del material se acumulará en la parte del fondo y reblandecerá  cualquier cosa crujiente que se sirva en ellos. Una lástima, pues estaban muy ricas las primeras.

timesburg 4

 

Con todo, la gente parecía disfrutar de lo lindo en los dos pisos del local. La de cabra  con su salsa de arándanos parece que tuvo buena aceptación, la kobe levantó suspicacias : ¿se refiere usted a ese buey japo al que le dan masajes por la noche y bebe cervezas sin eructar? Preguntamos al camarero. Bueno –responde el mismo– ahora los crían en León con menos miramientos. Perplejidad en la mesa. Momento silencio, aceptamos  wagyu como raza bovina susceptible de ser picada. Véanla, si no, en este panecillo hermoso, doblemente acompañado por sendas burgers y una corona de pepinillos con cebolla.

 

En cualquier caso, los chicos de Timesburg parece que han encontrado la fórmula del éxito entre dos panes. Y les va bien, porque buscando entre las infinitas recetas de una buena hamburguesa gourmet han dado en al clavo lo suficiente como para abrir este nuevo local en la calle Rossellón 520. El cuarto, el que les confirma como una buena opción para esos momentos de bocata bueno, cerveza a tiro y noche por delante. A veces,  la receta de la felicidad  es bien sencilla.

 

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Por Ines Butrón
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