¿ A quién no le gustan unas buenas albóndigas? ¿Quién no vio, cuando la nariz le llegaba al quicio de la mesa, cómo el sabor se redondeaba con las manos? Plato popular, antiguo y morisco, versátil, capaz de encerrar en su oronda sencillez un montón de gustos y texturas, es una de esas recetas que siempre vuelven por su capacidad de improvisación y su humildad. Casi todo cabe en unas albóndigas, por eso todos tienen el secreto de la albóndiga perfecta, la cuadratura del círculo, la pelotilla más osada y la salsa más sabrosa. Y por ello no haremos una lista exhaustiva de las mejores albóndigas del mundo mundial, ni las más originales, sino algunas variantes perfectamente asequibles que suelo hacer a menudo en casa para que cada quien invente las suyas y las disfrute, a ser posible con niños, pinches perfectos para esta receta.
Albóndigas de pollo en sobrehusa
Puesto que los ingredientes de las albóndigas ya no son ningún secreto a estas alturas y tampoco hace falta que repita como prepararlas, os explicaré únicamente los ingredientes y la preparación de la sobrehusa, una salsa ultrarápida y sencilla, que permite algunas variantes y que es perfecta para carnes blancas y pescados.
Ingredientes de la sobrehusa
5 dientes de ajo
Laurel
Aceite de oliva virgen extra
Harina
Vino blanco, si es Jerez, mejor.
Puedes añadir unas almendras picadas o una pizca de azafrán
Perejil
Preparación:
Fríe sin quemar los ajos picados en una cazuela con aceite de oliva virgen extra. Añade la cucharadita de harina y dale unas vueltas sin quemarla, vuelca la copa de vino, las dos hojas de laurel y deja reducir. Añadir ahora las albóndigas, las almendras tostadas y bien picadas y las hebras de azafrán para que espese todo junto. Decora con perejil.
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